lunes, 31 de diciembre de 2012

La reina de la coca / la impunidad en Colombia

Griselda Blanco
La reina de la coca

''La reina de la coca' es una muestra 

de la impunidad de este país'

José Guarnizo
José Guarnizo cuenta que al final de su vida, Griselda Blanco llevaba una vida común y corriente.

José Guarnizo relata la vida de Griselda Blanco y con ella la del sicariato en Medellín.

Griselda Blanco (1943-2012) fue asesinada de unos balazos en su cabeza. Tenía 69 años. Murió en su ley, dirían muchos. Ella cometió su primer crimen cuando era una niña. A los once años mató a alguien de un tiro en la frente. Su historial delictivo habla de por lo menos 100 homicidios.
Pagó algunos años de cárcel en Estados Unidos, pero volvió a Colombia. Y entonces, respiró libertad. “El Estado colombiano nunca judicializó sus delitos”, cuenta el periodista José Guarnizo (15 de septiembre de 1980), quien este jueves lanzó el libro ‘La patrona de Pablo Escobar’, en donde utiliza el personaje de Blanco para viajar por las calles del sicariato y las rutas de la coca en la década de los 70 en Medellín y Miami.
¿Cuándo se le ocurrió la idea de escribir un libro sobre Griselda Blanco?
Cuando hace varios años conocí a alguien que había trabajado para ella. Era la historia de un hombre que dilapidó su juventud engrosando las filas de sicarios que pulularon en el momento más álgido de la guerra del narcotráfico. El hombre había pagado una condena de catorce años en Nueva York y cuando regresó se dio cuenta que tiró su vida por un grifo y que no hizo nada y que ahora, para ganarse un mínimo, debía sudarla honradamente, siempre con la certeza de que los fantasmas del pasado lo irían a perseguir. Tanto que en el 2012 se volvió a encontrar a Griselda, mientras hacía fila en una oficina.
Usted dice que no se trata de una biografía, pero de alguna forma tuvo que acercarse mucho a lo que ella fue para escribir el libro, ¿con qué personajes cercanos a ella tuvo contacto?
Más que una biografía, es una fotografía de la Medellín de la década del setenta, en cuya composición aparece un personaje al que apodan la ‘Madrina’ y a través del cual se puede entender un poco la tragedia del sicariato que ha signado a Medellín, a veces con más, a veces con menos intensidad. Es un pedazo de la historia en las voces de unos personajes que gravitaron alrededor de Griselda: uno de sus peluqueros o un taxista que llegó a tener mucho dinero producto del narcotráfico, pero que malversó su fortuna y que cuando llegó a viejo decidió fundar un grupo de alcohólicos anónimos en el que ha ido rescatando a la gente que antes trabajó para él.
Ella volvió de Estados Unidos a Colombia en el 2004, ¿cómo cree que logró permanecer en el anonimato, después de un historial judicial como el que tenía?
Al menos hasta que se escribió el libro, no había rastros judiciales de que Griselda hubiese seguido delinquiendo. Era una anciana que iba dos veces por semana al salón de belleza, que padecía cáncer de colon, que recibía un dinero considerable por el arriendo de varias propiedades en Medellín, que vivía en una casa de El Poblado (que puede costar 1.500 millones de pesos) y en cuyo garaje hay estacionado un Jaguar dorado y oxidado.
¿Sabe cómo fue su vejez?, ¿qué pasó con su familia?
Uno de sus hijos, Michael Corleone, tiene la casa por cárcel en Miami: fue capturado cuando, al parecer (y según la Fiscalía de La Florida), intentaba negociar un par de kilos de cocaína en un Dunkin Donuts. Úber y Oswaldo fueron asesinados, este último por ‘el Chopo’, sicario de Pablo Escobar. Solo sobrevive Dixon.
Dicen que si Griselda Blanco no hubiera nacido, no hubiera existido la guerra de la cocaína. Con su investigación, ¿qué dice frente a esta afirmación?
Que es una frase efectista y exagerada. Si hay algo que ha caracterizado al crimen organizado es la ambición. Y esa ambición hubiese hecho catarsis por algún lado. Así asesinen a Escobar o a Griselda Blanco, así capturen a ‘Chupeta’ o a ‘Rasguño’ o a ‘Sebastián’, la historia ha demostrado que aparecerán capos con periodos de vida cada vez más efímeros, que siempre terminarán asesinados o capturados. Es un eterno retorno a lo primigenio que se parece socarronamente, por muy duro que suene, al epígrafe del ‘Llano en Llamas’, de Juan Rulfo: “ya mataron a la perra, pero quedaron los perritos”.
La presencia de Griselda en el narcotráfico fue mucho antes que la de Pablo Escobar…
Escobar se enfrentó al Estado como nadie y su imagen fue tan fuerte que ensombreció todo aquello que lo antecedió. El año más violento en toda la historia de Medellín es justamente 1991, cuando se registraron más de 6 mil homicidios. Pero el narcotráfico no comenzó con Escobar. En 1975, cuando Escobar era un jalador de carros, la Fiscalía de Nueva York ya tenía más de 7 mil grabaciones que implicaban a Alberto Bravo, segundo esposo de Griselda, en el negocio de narcóticos a gran escala”.
Al terminar la investigación y finalizar de escribir el libro, ¿qué cambió sobre las ideas que tenía de Griselda?
Que cuando se habla de Griselda Blanco hay una parte de mito y de invención pura, otra parte de hechos comprobables y una más que ya está muy borrosa y que difícilmente se logrará volver a reconstruir en toda su fidelidad. Pero esta es una historia, como todas las del narcotráfico, que deberían avergonzar a nuestro país. El problema no son los relatos, pues estos no garantizan que la historia no se vuelva a repetir, o que la sociedad se humanice, el problema es esa realidad aviesa, esta de la que ya hemos ido saliendo a flote.
*Guarnizo fue en el 2010 ganador del Premio Internacional de Periodismo Rey de España, por la crónica ‘Urabá, otro hueco entre Colombia y la USA’ y, en el 2012, también ganó el Premio del Círculo de Periodistas de Antioquia (CIPA) por el reportaje ‘Las caras de la desmovilización’. Ha sido tres veces finalista del Premio Nacional de Periodismo Colprensa (2010-2012).
SALLY PALOMINO C.
Redactora ELTIEMPO.COM
http://www.eltiempo.com/entretenimiento/libros/la-reina-de-la-coca-es-una-muestra-de-la-impunidad-de-este-pais_12448590-4

Asesinan a ‘la reina de la cocaína’ 

en Colombia

Griselda Blanco fue una de las pioneras en el tráfico de drogas a Estados Unidos, donde pagó 20 años en prisión.
03.09.2012
La exnarcotraficante colombiana Griselda Blanco, conocida como ‘la reina de la cocaína’ fue asesinada en la tarde de este lunes en la ciudad colombiana de Medellín.


Los hechos ocurrieron cuando la exconvicta, de 69 años, estaba en un expendio de carnes acompañada por una exnuera que se encontraba en estado de embarazo. Allí, según versiones de las autoridades, dos hombres llegaron en una motocicleta de bajo cilindraje y uno de ellos se bajó y le disparó dos veces en la cabeza con un revólver.



La mujer embarazada resultó ilesa mientras que Blanco murió mientras era trasladada a un hospital. 



Caracterizada por su crueldad, Griselda Blanco fue de las primeras colombianas dedicada al tráfico de estupefacientes a Estados Unidos, en la década de los años 70. ‘La Patata’ o ‘la Madrina’, como también era conocida, se hizo mundialmente famosa por inaugurar la ruta de tráfico entre Colombia y La Florida, que luego pasó a manos del cartel de Medellín.



Asimismo, la mujer se encargó de manejar circuitos de distribución e institucionalizó formas de mediar con la ley y sus competidores.



En 1985, ‘la reina de la cocaína’ fue condenada en Estados Unidos por conspiración para introducir cocaína y luego de 20 años en prisión, en 2004 fue deportada a Colombia, año desde el cual se mantuvo en la clandestinidad tras haber sido considerada una de las mujeres más ricas del mundo.



Esta mujer que fue un ejemplo a seguir para el legendario narcotraficante Pablo Escobar cuando dio sus primeros pasos en el mundo del narcotráfico. Se le conoció por dictar cátedra entre los sicarios de los años setenta, tras asesinar a varios de sus rivales del negocio de las drogas e, inclusive, a uno de sus maridos.



Griselda Blanco, nacida en un humilde barrio de la ciudad de Cartagena, tuvo cuatro hijos. Uno de ellos está en una cárcel estadounidense, dos fueron asesinados y el último padece una enfermedad.



Familiares de la exconvicta afirmaron a las autoridades que ya no tenía nexos con la mafia y que la mujer estaba en proceso de vender una de sus propiedades para vivir con ese dinero el resto de su vida.


http://www.voanoticias.com/content/colombia-muerte-griselda-blanco-reina-cocaina-narcotrafico-medellin-pablo-escobar/1501091.html


domingo, 30 de diciembre de 2012

Gustavo Petro / Bogotá le quedó grande a Petro

Lobo
Bogotá, 2012
Fotografía de Triunfo Arciniegas
Juan Carlos Flórez

"Bogotá le quedó grande a Petro"


Por Cecilia Orozco Tascón 
 Especial para El Espectador

22 Dic 2012 - 10:00 pm

El concejal Juan Carlos Flórez, historiador estudioso de los problemas urbanos de la capital desde hace 20 años, analiza la situación de la ciudad y del alcalde Gustavo Petro después de la crisis de las basuras.


Cecilia Orozco Tascón.- El modelo Petro de recolección de basuras no pudo salir peor ¿Hay que darle tiempo y oportunidad o lo que empezó mal puede seguir peor pese a la solución temporal?
Concejal Juan Carlos Flórez.- Depende de que haga ahora lo que no hizo antes: prepararse. Lo que causa más indignación en todo este desastre es que las cosas pudieron hacerse bien pero quien gobierna a Bogotá no previó nada para sustituir a los negociantes privados del aseo por un operador público responsable y eficaz. El tiempo que él debía consagrar a trabajar con profundidad este asunto, lo dedicó a dar entrevistas en las que su fértil imaginación lo llevaba a creer que ya todo estaba listo. ¿Cuántas visitas hicieron, por ejemplo, él o su equipo, a Medellín para aprender del modelo que tienen en que el operador público subcontrata con los privados? Ni una. 
C.O.T.- A propósito: en Medellín funcionan con mucha eficiencia las Empresas Públicas ¿Por qué Bogotá no puede aspirar a un sistema estatal similar?
J.C.F.- Claro que puede aspirar y podría funcionar. De hecho, cuando la gente pensaba que el alcalde era serio, lo apoyaba. Incluso, el Concejo de Medellín en pleno le envió una carta felicitándolo por su decisión. Para desgracia de Bogotá, la incapacidad del que la gobierna es total. Lo que fracasó en la ciudad no fue el modelo público sino el alcalde. 
C.O.T.-  El alcalde, en el primer momento de acumulación de basuras en las calles, dijo que  los operadores privados tuvieron la culpa porque no recogieron todas las toneladas de desechos que debían, en su última noche de contrato ¿Qué opina de esa justificación?
J.C.F.-  La Silla Vacía reveló un correo de la Uaesp, entidad que coordina el asunto del aseo, a los operadores privados en que dice lo siguiente: “teniendo en cuenta que el Contrato de Concesión 014 de 2012, termina el día 17 de diciembre de 2012, le informo que el ingreso al Relleno Sanitario Doña Juana será hasta las 11:59 p.m. del día 17de diciembre del 2012. Por lo tanto se requiere que ajusten la programación del servicio, de acuerdo a la disposición mencionada”.  Esa decisión, de una increíble estupidez, dejó a la ciudad sin recolección en unas horas cruciales. Pero lo más grave es que, al día siguiente, cuando los equipos del Distrito debían estar recogiendo las montañas de basura abandonada, quien mal gobierna a Bogotá los convocó a un mitin en Fontibón. ¡La ciudad  llena de basuras y mientras tanto, él echaba discursos!  
C.O.T.- Resulta extraño que el alcalde renegociara el contrato horas antes del día número uno de “Basuras Cero” - como denominó su modelo -, con uno de los operadores privados  y que después hiciera lo mismo con los otros, a los que llamó “mafiosos y paramilitares”  ¿Cómo explicar este contrasentido?
J.C.F.-  Lo primero que habría que decir es que legítimo que el sector privado colabore  con el Estado. Lo segundo, es que resulta sorprendente que el alcalde creyera que sin ninguna preparación y sin contar con un solo experto serio en gerencia de recolección de basuras, pudiese prestar, sin el sector privado, el servicio de aseo. Es como si a usted se le ocurriera hacer un periódico sin periodistas, sin imprenta y sin internet. Sería una locura. Eso fue lo que pasó. Él tiene una pelea casada con Uribe y Vargas Lleras  pensando en las elecciones presidenciales. Cree que si ataca a William Vélez, debilita a Uribe y que si ataca a Ríos debilita a Vargas Lleras. Y esa obsesión con la política nacional lo lleva a descuidar gravemente los problemas locales.
C.O.T.- O sea, ¿usted piensa que en el trasfondo de  esta discusión y de otras planteadas por el propio alcalde está el interés de ser candidato presidencial en 2014?
J.C.F.-  No me cabe la menor duda. No en balde él trata de convertir los problemas bogotanos en temas nacionales. Esa fijación es la que lo conduce a un autismo frente a la realidad diaria de Bogotá.
C.O.T.-  Este desorden e improvisación en el tema de basura ¿cuánto podría afectar a Petro y su gobernabilidad? 
J.C.F.-  A mi juicio, destruyó el margen que tenía para gobernar. La verdad es que Bogotá le quedó grande. Al respecto, hay algo que no termino de entender: ¿en qué momento un reconocido parlamentario de oposición que enfrentó al paramilitarismo, se transforma en un ególatra que no escucha a nadie y que espantó a todas las personas capaces que lo rodeaban? Parodiando a Lord Acton (historiador y político inglés 1843 – 1902), uno diría que el poder aísla y que el poder absoluto aísla completamente. A Petro le gusta el poder absoluto y eso lo lleva a aislarse y a tomar decisiones como la de las basuras. 
C.O.T.- Entonces ¿para usted es factible que el alcalde no termine su periodo, bien porque renuncie debido a sus ambiciones presidenciales, o bien porque se caiga por su impopularidad?
J.C.F.- El alcalde sembró vientos en 2012. Por lo tanto, recogerá tempestades en 2013. 
C.O.T.- Existe una propuesta de revocatoria del mandato de Petro impulsada por un conservador ¿Qué opina de esa posibilidad?
J.C.F.- Los partidos que cogobernaron con Samuel Moreno, que le brindaron su más completo apoyo en medio de la más grande orgía de corrupción en la historia de la ciudad, no se han ganado aún la legitimidad para proponerle un nuevo norte a Bogotá.
C.O.T.- ¿Con esa respuesta quiere decir que no está de acuerdo con la revocatoria del mandato conferido a Petro o que no está de acuerdo con que la  lidere un conservador?
J.C.F.- Con el desprestigio de los partidos políticos, cualquier insatisfacción ciudadana de la que estos intenten aprovecharse puede terminar manoseada. 
C.O.T.-  Siguiendo con el asunto de las basuras, no hay que desconocer que Petro tiene  razones cuando objeta a los operadores privados por lo que, al parecer, son ventajas para ellos y lesivas para el Estado.
J.C.F.-  El Estado fue vendido a precio de huevo en Colombia. Tuvimos muchas privatizaciones criminales que llevaron a regalarles los bienes públicos a unos negociantes amigos de políticos. La rentabilidad para los privados por recoger las basuras es alta, eso es cierto. El alcalde tenía una idea interesante para enfrentar eso. Por desgracia, uno no cambia las situaciones a punta de demagogia. Las cambia con audacia y, como dije con trabajo serio. Y por supuesto, con un buen equipo. Los contratos anteriores se firmaron con lechona para los privados y los huesitos para el sector público. Podían y debían ser reestructurados en una nueva licitación. Pero no se podía improvisar, como quedó demostrado. 
C.O.T.- Sobre las condiciones de nuevos contratos con los operadores privados, la ciudadanía sabe poco porque no se le ha dado información. Usted, como concejal, ¿ha tenido acceso a ellos?
J.C.F.- Todavía no se han hecho públicos los contratos pero la vocera de los operadores privados contó algunos detalles en Caracol Radio. Lo grave de lo que reveló es que les van a pagar lo mismo que venían ganando. No hubo ningún ahorro para la ciudad. Y aún peor, la plata que los contratistas pagaban para sostener las labores administrativas de la Unidad de Servicios Públicos encargada del tema del aseo (Uasp), se redujo a cero. Eso significa que el discurso del alcalde sobre las exorbitantes ganancias de los contratistas también resultó demagógico. Y fíjese usted, estos contratos fueron asignados a dedo.
C.O.T.- Pero si el alcalde ganó la elección por las denuncias que hizo sobre corrupción e insistía en que los contratos se adjudicaban a dedo. 
J.C.F.- Así es. Cuando el alcalde saltó por la borda del barco del Polo que naufragaba, denunció, junto a otros polistas, que buena parte de la corrupción bajo los voraces Moreno había ocurrido por el abuso de la contratación directa. Ahora que gobierna, ha institucionalizado ese tipo de contratación. Lo de las basuras lo está haciendo por esta vía. Lo mismo está pasando en la ETB. En uno de los programas de Hora 20, Antonio Navarro reconoció, en debate conmigo, los enormes riesgos de esa práctica.
C.O.T.- Aparte de la improvisación ¿por qué salió mal el intento de reemplazar a los privados? 
J.C.F.- Porque los problemas son muy  complejos y algunos de los interlocutores privados son tan ‘aviones’, que si no se preparan con filigrana las cosas, usted se puede enredar o lo pueden enredar. El alcalde ha tenido en interinidad la Uaesp casi todo el año.  En todo este tiempo ¡no tuvo un gerente para manejar tamaño desafío! Y sostiene en el Acueducto a un político experto en triquiñuelas y no a un gerente experimentado. 
C.O.T.- ¿Por qué afirma que el gerente del Acueducto es un “experto en triquiñuelas”?
J.C.F.- Porque ha medrado de la burocracia regional y departamental durante años y ahora posa de izquierdista. Y porque en su afán de complacer a su jefe, no fue capaz de defender el patrimonio del Acueducto, como era su obligación. Por el contrario, metió a la empresa en la locura de las basuras que podría causar un daño patrimonial incalculable.
C.OT.-  El alcalde sospecha que quienes lo  han criticado en el asunto de las basuras son defensores de los operadores privados. Usted y otros que hicieron advertencias al respecto, podrían ser de ese grupo desconfiable…
J.C.F.-  Por supuesto que hay defensores de oficio de los contratistas.  Ellos tienen mucha plata para hacer “amigos”. Sin embargo, Bogotá tiene recursos enormes y su alcalde puede contratar a los mejores asesores y profesionales y preparar un buen plan.  También es claro que hay críticos que defienden el interés de la ciudad. Lo que sucede es que el alcalde padece de la intolerancia típica de los caudillos latinoamericanos.
C.O.T.- Pues él opina que lo persiguen. 
J.C.F.- Claro que tiene contradictores que no le desean éxitos a su gobierno pero se le olvida que fue elegido con una minoría de votos y que, en su calidad de gobernante, estaba en la obligación de ganarse a la mayoría de los bogotanos. Él se ha dedicado a hacer lo contrario: crear enemigos. Su peor contradictor es él mismo.
C.O.T.-  ¿Qué le sucede a Petro? Llegó a este cargo con fama de serio. 
J.C.F.-  A mí me ha sorprendido mucho la transformación del alcalde. Lo tenía todo para que le fuera bien. El gobierno de Moreno fue un desastre de tal magnitud que, cualquiera después de él, hubiera brillado sin mucho esfuerzo. Tal vez la clave de lo sucedido en este año está en el discurso que pronunció Petro la noche de su victoria. Ya casi todo el mundo lo ha olvidado, pero fueron las palabras de un  presidenciable, no de un hombre que iba a ser el alcalde de la ciudad.  Repito, esa ambición lo lleva a descuidar el exigente día a día de la ciudad. No en balde la última encuesta Gallup señala que 7 de cada 10 bogotanos se siente insatisfecho con el alcalde. 
C.O.T.- La inestabilidad en los altos cargos del Distrito también ha marcado a la actual alcaldía ¿Cómo se afecta la gestión de Petro por esos cambios? 
J.C.F.-  Algunos “cacaos” izquierdistas no promueven el talento de las clases medias y populares que dicen representar ni creen en los equipos o en el saber cultivado. Les parece que los técnicos son un estorbo. Hoy, sin un pensamiento y un trabajo de mucha gente talentosa no se pueden resolver problemas. Qué traición tan grande para los miles de sus seguidores que creen en el cambio social.
C.O.T.- Unos hombres cercanos a Petro que se retiraron pronto de sus cargos fueron: Antonio Navarro, exsecretario de Gobierno; Eduardo Noriega, exsecretario general; Daniel García-Peña, exdirector de relaciones internacionales ¿Por qué supone que prefirieron irse?
J.C.F.-Tal vez lo dijo mejor que nadie Daniel García Peña: “un déspota por ser de izquierda no deja de ser déspota”. Un equipo de seres humanos valiosos no puede ser coordinado ni a los gritos ni a las patadas. El único antídoto para la enfermedad del poder,  es la humildad. Y ese antídoto no parece estar incluido en el POS de los políticos de Colombia. Adicionalmente, otros han tenido problemas legales como Noriega y, ahora, Guillermo Asprilla. 
C.O.T.-  La alcaldía ha cambiado el objeto social de varias de las principales entidades  del Distrito. Dos casos: a la Empresa de Teléfonos le pusieron funciones de agencia de publicidad. A la de Acueducto, la de recolectora de basuras ¿Se afectarán las funciones orgánicas de esas instituciones?
J.C.F.- La Empresa de Acueducto, 100% pública y uno de los patrimonios más valiosos de nuestra ciudad, está en grave riesgo. Los últimos gobiernos convirtieron el Acueducto en la caja menor de la repartija clientelista, destruyendo buena parte del valioso saber técnico acumulado allí. Todos pensábamos que el alcalde iba a cambiar eso, pero nombró a un político de ligas menores, como ya dije, para dirigirla, y además la metió en la vaca loca de las basuras. La ETB es hoy una empresa sin norte que de no tener un giro radical terminará valiendo lo mismo que una fábrica de máquina de escribir, es decir, nada.

¿Un “negocio de aguas turbias”? 
En noviembre de 2005, El Tiempo criticó en un editorial titulado “Negocio de aguas turbias”  una adquisición que hizo Aguas Bogotá S.A., la persona jurídica creada por el Acueducto para comercializar el líquido en los municipios vecinos. Es la misma empresa que  hoy en día está encargada, por el alcalde Petro, del tema de las basuras. El diario analizó, duramente, la compra por parte de Aguas Bogotá, de Gestaguas, un grupo de sociedades privadas que se aliaron con las empresas públicas de Chía, Mosquera y Melgar, con el fin de constituir compañías que operaran el agua en esas poblaciones.  Siendo gerente del Acueducto Alberto Merlano Alcocer y un amigo suyo, Félix Betancourt, quien dirigía Aguas Bogotá, se decidió adquirir Gestaguas por $8.000 millones de pesos. Pero pronto hubo dudas: se pagó esa suma de contado en una semana, según el diario, sin tener en cuenta que dos de las firmas representadas por Gestaguas tenían pérdidas millonarias y patrimonio negativo. Años después el Acueducto, ya en otras manos, logró que un tribunal de arbitramento le exigiera a Gestaguas la devolución a la ciudad de $2.500 millones. No ha sido posible recuperar ese dinero. Merlano Alcocer es pariente de la esposa del alcalde y  es miembro actual  de la junta directiva del Acueducto y su cuñado, Juan Casas, es gerente de Planeamiento en esa entidad. 
“A enmendar la plana”
Cecilia Orozco.- ¿Qué cualidades le reconoce a esta alcaldía y cuáles medidas que haya tomado le han parecido necesarias e innovadoras?
Concejal Flórez- El alcalde es un hombre de propuestas audaces. Cuánto no desearía uno, por el bien de Bogotá, que tuviera la paciencia del buen gerente para llevarlas a cabo. Un gran logro de este gobierno es la reducción de las muertes violentas en la ciudad. Se recuperó una tendencia que había iniciado el primer gobierno Mockus. Sorprende que la administración hable tan poco de este gran éxito.
C.O.-  Cuál es su balance de Bogotá al finalizar 2012?
C.F.- La ciudad va sin rumbo, dando botes, muy cerca del abismo. Ojalá que el equipo que gobierna a Bogotá recapacite. Los errores cometidos son muy graves, pero todos tenemos el derecho a enmendar la plana. El tiempo que le queda al alcalde para corregir el rumbo es muy escaso. Ojalá que no lo desaproveche.
C.O.- ¿Las relaciones de la administración Petro con el Concejo son transparentes? 
C.F.- Ocurre lo mismo que con otros temas en los que va y viene: la administración un día se levanta anticlientelista y al otro, promete puestos a diestra y siniestra. ¿Por qué al alcalde, quien al final del gobierno de Moreno criticó tan dura y acertadamente el clientelismo de este, no le parece malo practicarlo en el suyo? Fatal forma de ver las cosas.

EL ESPECTADOR

El Alcalde de Bogotá quiere demostrar que la Ley y el Ordenamiento Jurídico no existen en Colombia para Gustavo Petro

María Isabel Rueda / Una catástrofe llamada Petro



Una catástrofe llamada Petro

Por María Isabel Rueda | 

María Isabel Rueda

No solo la Bogotá de Petro no ha avanzado un ápice en nada, sino que viene retrocediendo en infraestructura, empleo, movilidad, construcción, el derecho del acceso al agua, y ahora lo hará en aseo.
Así él sostenga tácticamente lo contrario, los bogotanos nos hemos mostrado en extremo tolerantes con el alcalde Petro.
Venimos soslayando sus improvisaciones, sus fracasos, sus contradicciones, sus impuntualidades, su intolerancia, sus reversas, sus rarezas y su extraordinaria ineptitud. Los ciudadanos cargamos un sentimiento de culpa con los reinsertados. Hasta los elegimos para cargos que les quedan grandes. Pero todos queremos que el experimento Petro funcione, no solo por el bien de la ciudad, sino para que la guerrilla aún no desmovilizada vea que tiene un espacio en la institucionalidad para cambiar las cosas. Por eso mismo, las Farc deben estar aterradas con Petro: si él es la muestra que tenemos a mano de lo que un exguerrillero puede hacer cuando llega al poder, ¿cómo esperan las Farc que los colombianos encontremos comprensibles sus protestas armadas contra la ineficacia del Estado, una de las principales banderas de su rebeldía?
También han sido notoriamente mansos ante la catástrofe Petro los medios de comunicación. Eso se debe, en buena parte, a que el Alcalde cuenta con un presupuesto de 80.000 millones anuales, ahora centralizados en la ETB, a manos de un tal Mr. Pizza que puso ahí de gerente, para comprar propaganda. Algunos medios prefieren la pauta a la ciudad. Y después critican a Pacific Rubiales...
Pero ha llegado la hora de enfrentarnos con la verdad. No solo la Bogotá de Petro no ha avanzado un ápice en nada, sino que viene retrocediendo en infraestructura, empleo, movilidad, construcción, el derecho del acceso al agua, y ahora lo hará en aseo.
Petro ha empoderado a un controvertido personajillo que funge de gerente de la Empresa de Acueducto (¿será cierto que hace diabluras con un cuñado de Petro?) como instrumentador del atentado de dejar sin agua a Cundinamarca para forzar la construcción de vivienda en el centro ampliado de la ciudad, como le gusta hacer a Petro las cosas: a las malas, estilo dictador.
Y así como a la ETB Petro la convertirá en central de medios, al Acueducto en recolector de basuras. Si no se les aplica a estos planes otra de las reversas a las que nos tiene acostumbrada esta administración, la ciudad se verá abocada a una emergencia sanitaria que la devolverá a las aciagas épocas en que la basura, manejada por la Edis, no se recogía en Bogotá.
¿Qué sentido tiene que al tiempo en que se aumenta su planta en 122 personas, se le quite a la Uaesp la principal función para la cual se creó, como es la recolección de basuras, para trasladársela al Acueducto, que maneja un servicio absolutamente distinto? El contralor de Bogotá, doctor Diego Ardila, tiene una pista: la Uaesp puede hacer contratación directa hasta por 255 millones de pesos. El Acueducto, que no se rige por la ley 80, puede en cambio hacer contratación a dedo por valor de miles de millones. ¿Eso les dice algo? Y si la compra directa de los camiones de la nueva Edis por parte del Acueducto se llega a enredar por la premura, Petro ya ha salido a dar una orden conocida: "exprópiese". Se expropiarán los camiones de basura de los contratistas privados, porque dizque son de la ciudad. No porque lo diga la ley, sino porque lo dice Petro. Ya la Procuraduría ha salido a advertir que estos planes son ilegales, y el Contralor de la ciudad viene solicitando, infructuosamente, que le muestren los estudios ante esta absoluta falta de planeación.
Y todavía no hemos dimensionado la catástrofe de la caída de la construcción de vivienda en Bogotá. Como se me acabó el espacio, les quedo debiendo esta explicación para la semana entrante. Y otra igualmente delicada: la de cómo la decisión de Petro de rebajar las tarifas del TransMilenio, que era para los pobres, terminó enriqueciendo más a los ricos operadores de los buses. Aguántense hasta el domingo entrante, porque sé que suena inverosímil.

Gustavo Petro / El populismo sofístico


Gustavo Petro

El populismo sofístico

Por María Isabel Rueda | 

María Isabel Rueda

El alcalde Gustavo Petro no ha sido capaz de canalizar el regalo de 8.000 viviendas gratis de la Nación a Bogotá.
El alcalde Gustavo Petro no ha sido capaz de canalizar el regalo de 8.000 viviendas gratis de la Nación a Bogotá. Tampoco el registro de Familias en Acción para el año entrante, que cobija con salud y educación a los más desamparados de la ciudad.
No son sus únicos actos de pésima gerencia. En agosto de este año, Petro rebajó las tarifas de TransMilenio en horas valle. Uno, para que los pobres paguen menos. Dos, para disminuir la presión sobre las horas pico. Al final, todo probó ser otro de sus populismos sofísticos.
La demanda en horas pico solo cedió de manera mínima, en 0,6 por ciento. Pero, en cambio, en horas valle, ante tarifas más baratas, aumentó en 9,7 por ciento. O sea, atrajo a 6.782 usuarios nuevos. Así, Petro puso a la ciudad a enriquecer más a los operadores de TransMilenio, pero empobreciendo sus propias arcas, como lo comprueba una sencilla operación matemática.
A los buses que antes estaban guardados en las horas valle tocó sacarlos del garaje para atender la nueva demanda de pasajeros. Por lo cual, mientras en mayo, 545 buses recorrían 339.405 kilómetros mensuales, en septiembre, 758 buses recorrieron 364.351 kilómetros. Es decir, 24.946 kilómetros más. Teniendo en cuenta que la ciudad les paga a los operadores por kilómetro recorrido, eso nos está costando 9.000 millones de pesos extras al mes. En un año nos costará 108.000 millones. O sea que a Bogotá la generosa rebaja de las tarifas de Petro le vale 16 millones pasajero-año. Lo cual es equivalente a que el Alcalde le regalara a cada uno de esos usuarios de TransMilenio en hora valle un Chevrolet Spark cero kilómetros.
¿Y dónde está la prueba de que quienes están aprovechando los recortes de las horas valle son las personas más pobres de la ciudad? Es una rebaja indiscriminada. No se dirige hacia los sectores más deprimidos, ni a los estratos socioeconómicos más bajos. Desde el punto de vista populista es tan inaudita, que la rebaja alcanza hasta para que Petro les esté regalando plata, vía tarifas, a los menos pobres. Reto a que el nuevo gerente de TransMilenio me rectifique.
A ese desastre súmese el boquete que ha abierto Petro en los índices de empleo de la ciudad con la caída en la construcción, en el último trimestre, de entre un 25 y un 34 por ciento. No se están iniciando nuevos proyectos porque Petro no les da agua. Tampoco hay seguridad jurídica: en el nuevo plan de ordenamiento territorial se obliga a los constructores a transferir el primer año el 25 por ciento del valor del proyecto a la construcción de vivienda de uso prioritario en el mismo sitio o, en su defecto, en el centro ampliado. ¿Será realista que se construya vivienda prioritaria al lado de un edificio nuevo en la 90 con 14? Como consecuencia, la vivienda en Bogotá se ha encarecido en cerca del 15 por ciento mientras la mayoría de las empresas constructoras capitalinas tradicionales, enloquecidas, se están trasteando a otras ciudades del país. Con la parálisis en la construcción, en nombre de Gustavo Petro ya se han perdido 40.000 empleos en Bogotá. Y algo más: lo que hace menos pobres a los pobres no es que vivan al lado del rico (¿cuántos niños del barrio Juan XXIII, que está al lado del colegio Nueva Granada de Bogotá, sueñan siquiera con entrar algún día a la Universidad Nacional?), sino que tengan igualdad de acceso a las oportunidades de los ricos, estilo vivienda con servicios públicos. Eso tampoco está pasando en el centro. El Acueducto, ahora ocupado en recoger las basuras, se arriesga a descapitalizarse. Y no se ve renovación en la red de acueducto y alcantarillado más antigua de la ciudad. ¿Habrá llegado la hora de aceptar la posibilidad de que no solo Gustavo Petro es menos inteligente de lo que creíamos, sino, lo que es más grave, mucho menos de lo que él mismo cree?
HABÍA UNA VEZ... Al echar para atrás la prohibición de los toros, la Corte Constitucional acaba de confirmar el despotismo de Gustavo Petro.

Gustavo Petro / El año perdido de Bogotá



El año perdido de Bogotá
Por Mauricio Vargas | 

Lo que iba bien se dañó, lo que iba mal empeoró y sólo la seguridad mejoró: así cierra Petro su primer año.
Gravemente malherido queda el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, del aparatoso estrellón que se pegó con el tema del aseo. Por cuenta de un voluntarismo autoritario y carente de la más elemental planeación, el mandatario se vio obligado a echar reversa. Después de semanas de satanizar a los operadores privados que, con sus virtudes y defectos, operaban un servicio de aseo más o menos bueno, Petro y su socio de aventuras, el gerente de la Empresa de Acueducto, Diego Bravo, creyeron que el asunto se resolvía con unas volquetas no diseñadas para recoger basura y unos operarios improvisados.
Los resultados saltaron a la vista desde las primeras horas del martes, con una ciudad inundada de desechos, maloliente, sucia, que amenazaba caer en una delicadísima emergencia sanitaria. En menos de 48 horas, el Alcalde tuvo que reconocer su fracaso y llamar de regreso a algunos de los operadores privados para evitar que a Bogotá se la comieran las basuras. ¿Y si hubiese empezado al revés, renegociando con los privados, obligándolos a procesos mucho más ecológicos y a incorporar en el esquema a los recicladores, como el Alcalde pregonaba?
El enredo no ha terminado. El Acueducto, que no era la entidad idónea para la tarea, adquirió equipos costosísimos, la mayoría de los cuales ni siquiera llegó. ¿Qué va a pasar con esa maquinaria? ¿Esos miles de millones de pesos de los contribuyentes se van a perder? Cientos de operarios fueron contratados para el nuevo esquema público de recolección: ¿a qué se van a dedicar? De seguro, la Procuraduría y la Contraloría se darán un banquete, mientras los habitantes de la ciudad esperan, pacientes, que el servicio de aseo se normalice y que nuevos contratos hechos a las carreras definan un incierto futuro.
Pero la tentación autoritaria del Alcalde –muy similar a la de Hugo Chávez, quien antes de convertirse en el mejor amigo del presidente Juan Manuel Santos ya lo era de Petro– no es causa sólo de la catástrofe del aseo. También de la parálisis de la construcción, porque la Administración niega las licencias; del deterioro del sistema educativo, por la mal llevada guerra contra los concesionarios de los colegios públicos; de la indefinición en cuanto a si habrá metro, tranvía o quién sabe si transbordadores espaciales, de la nula gestión del drama de los huecos, de la pérdida de la plata de la Nación para la extensión de TransMilenio hasta Eldorado, de la incapacidad del gobierno distrital de ofrecer lotes adecuados para el programa de vivienda gratis del ministro Germán Vargas, y de mucho más. De seguro, Petro tiene una teoría para justificar cada una de esas fallas, pero así como tiene teoría, carece de solución de continuidad: cree saber por qué algo no debe ser, pero no sabe cómo ni con qué reemplazarlo.
Todo eso le servía cuando era líder opositor y le bastaba con criticar. Pero gobernar es otra cosa. De su primer año como alcalde apenas se salva la mejoría en algunos indicadores de seguridad, aunque ello no se debe tanto a la prohibición del porte de armas que él promovió, como a la puesta en marcha del sistema de cuadrantes de la Policía. En lo demás, el balance es desolador. Y como la herencia que recibió era ya bastante mala, el horizonte para Bogotá pinta terrible.
En el 2012, Petro descubrió, tarde, que gobernar es mucho más que dar órdenes, y que administrar requiere, antes que hipótesis aventuradas, conocimiento. En el 2011, cuando lanzó su candidatura, unos lo atacaron por haber sido guerrillero y otros dijeron que era muy bueno que un desmovilizado llegara a la alcaldía. Yo dije en esta columna que ese no era el punto: que había que discutir si sabía de Bogotá, si sabía de administración, si sabía de gobernar, y me permití anticipar que él no tenía ni idea de eso. Ahora las pruebas están a la vista.